Ya está aquí por fin la vacuna contra el tabaco. En muy poco tiempo, finales de 2012, se pondrá a la venta, aunque por lo que dicen no va a ser un remedio milagroso no se crean. Después de todo su principio activo será muy sencillo, básicamente consistirá en inocular en el organismo bacterias ó virus asociados a la nicotina, ó a cualquier otra sustancia adictiva que se quiera combatir, para que nuestro sistema inmune luche contra ellas y de este modo se queden bloqueadas en la sangre sin llegar a nuestro cerebro.
El resultado por lo tanto,la sensación que obtendremos al fumar, será parecida a la de fumarse uno de esos cigarrillos de vapor que están ahora tan de moda y que no producen placer alguno. Vamos, que la vacuna no será preventiva, sino un método más para sacarles los cuartos a los fumadores. Seguramente costará un riñón, ya que es necesario compensar al Estado por la pasta que va a dejar de ingresar con la venta de los cigarrillos que el adicto al tabaco que se vacune vaya a dejar de consumir.
No se,pero me da la impresión de que esta "vacuna" es muy similar a los caramelos ó los parches que ya se encuentran en el mercado, y que no sirven de nada a menos que uno este realmente convencido y preparado psicológicamente para dejar el hábito de fumar.
La verdadera pregunta que debemos hacernos cuando se anuncian estos remedios milagrosos para solucionar las adicciones que perjudican nuestra salud es: ¿realmente quieren que dejemos de fumar?.
Yo tengo mis dudas para contestar afirmativamente a esta pregunta, al menos tal y como acabo de formularla. Contestaría que sí, siempre y cuando el remedio compense económicamente al Estado que nos vende la droga que arruina nuestra salud. Después de todo la situación es muy parecida a la de un "camello"al que un buen día le diera por vender un tratamiento para dejar de consumir heroína, una fábrica de dulces que nos vendiera un fármaco para que nos supiera mal el azúcar, ó una licorería que comercializase un preparado para que la ginebra no emborrachase y tuviera el mismo sabor que la Coca-Cola.
La realidad es que para los Estados, como para cualquier empresa privada, lo único que importa es la cuenta final de resultados. Sólo se preocupan de los gastos sanitarios que causan los fumadores cuando estos caen enfermos y tienen que pagarlos, pero mientras llega ese momento, aceptan gustosamente los ingresos que se derivan de su monopolio en la venta del tabaco, que es la única causa de tales padecimientos.
Por lo tanto, la solución ideal para ellos es que el vicio del tabaco se coja y se deje de manera intermitente. Y que, para dejarlo claro está, acudamos a la farmacia a comprar estas vacunas que sólo son "efectivas" para que no dejemos ni un instante de llenarles los bolsillos con nuestro dinero.
Y tener así con que pagar sus fastuosos sueldos y los tan necesarios billetes de avión de primera clase y esos lujosos cochazos oficiales. Si el Estado quisiera de verdad cuidar de nuestra salud, hace mucho tiempo ya que hubiese convertido el tabaco en una droga ilegal, como lo es la cocaína ó la heroína, ó que hubiese desarrollado un método por el que su consumo resultara inocuo.
Puede que me este convirtiendo en un paranoico, pero cada día tengo más claro que el único motivo por el que quieren moderar, (que no suprimir) , el consumo de las drogas legales es para que no caigamos enfermos demasiado pronto, y las consumamos el tiempo suficiente para cubrir nuestros gastos médicos, y les quede aún una buena porción de beneficios.
Es algo parecido al tema de las pensiones, si uno lo piensa bien es el chollo del siglo. Con la nueva edad de jubilación, justamente cuando empecemos a cobrar vamos a estar a punto de morirnos. Además,para más INRI, las pensiones se nutren únicamente del dinero que nosotros aportamos. Digo esto para que no se olvide, porque oyendo hablar a algunos políticos da la impresión de que es una limosna que nos dan para sobrevivir al llegar nuestra vejez por haber sido buenos ciudadanos.
Si yo tuviese una empresa farmacéutica desarrollaría una vacuna obligatoria para cualquiera que se dedicase a la política, una vacuna que al ser inoculada les entrase un tremendo sarpullido cada vez que cogiesen un billete de avión en clase "business", ó una espantosa diarrea cada vez que les tentase meter la mano en los fondos del tesoro público.
Aunque no se si tal medida resultaría suficientemente efectiva. Quizás acabaríamos viendo en los consejos de ministros, en los parlamentos y en los despachos presidenciales, a nuestros representantes sentados sobre lujosas tazas de water, sonriendo efusivamente, mientras miran a la cámara con los pantalones bajados hasta los tobillos.
El resultado por lo tanto,la sensación que obtendremos al fumar, será parecida a la de fumarse uno de esos cigarrillos de vapor que están ahora tan de moda y que no producen placer alguno. Vamos, que la vacuna no será preventiva, sino un método más para sacarles los cuartos a los fumadores. Seguramente costará un riñón, ya que es necesario compensar al Estado por la pasta que va a dejar de ingresar con la venta de los cigarrillos que el adicto al tabaco que se vacune vaya a dejar de consumir.
No se,pero me da la impresión de que esta "vacuna" es muy similar a los caramelos ó los parches que ya se encuentran en el mercado, y que no sirven de nada a menos que uno este realmente convencido y preparado psicológicamente para dejar el hábito de fumar.
La verdadera pregunta que debemos hacernos cuando se anuncian estos remedios milagrosos para solucionar las adicciones que perjudican nuestra salud es: ¿realmente quieren que dejemos de fumar?.
Yo tengo mis dudas para contestar afirmativamente a esta pregunta, al menos tal y como acabo de formularla. Contestaría que sí, siempre y cuando el remedio compense económicamente al Estado que nos vende la droga que arruina nuestra salud. Después de todo la situación es muy parecida a la de un "camello"al que un buen día le diera por vender un tratamiento para dejar de consumir heroína, una fábrica de dulces que nos vendiera un fármaco para que nos supiera mal el azúcar, ó una licorería que comercializase un preparado para que la ginebra no emborrachase y tuviera el mismo sabor que la Coca-Cola.
La realidad es que para los Estados, como para cualquier empresa privada, lo único que importa es la cuenta final de resultados. Sólo se preocupan de los gastos sanitarios que causan los fumadores cuando estos caen enfermos y tienen que pagarlos, pero mientras llega ese momento, aceptan gustosamente los ingresos que se derivan de su monopolio en la venta del tabaco, que es la única causa de tales padecimientos.
Por lo tanto, la solución ideal para ellos es que el vicio del tabaco se coja y se deje de manera intermitente. Y que, para dejarlo claro está, acudamos a la farmacia a comprar estas vacunas que sólo son "efectivas" para que no dejemos ni un instante de llenarles los bolsillos con nuestro dinero.
Y tener así con que pagar sus fastuosos sueldos y los tan necesarios billetes de avión de primera clase y esos lujosos cochazos oficiales. Si el Estado quisiera de verdad cuidar de nuestra salud, hace mucho tiempo ya que hubiese convertido el tabaco en una droga ilegal, como lo es la cocaína ó la heroína, ó que hubiese desarrollado un método por el que su consumo resultara inocuo.
Puede que me este convirtiendo en un paranoico, pero cada día tengo más claro que el único motivo por el que quieren moderar, (que no suprimir) , el consumo de las drogas legales es para que no caigamos enfermos demasiado pronto, y las consumamos el tiempo suficiente para cubrir nuestros gastos médicos, y les quede aún una buena porción de beneficios.
Es algo parecido al tema de las pensiones, si uno lo piensa bien es el chollo del siglo. Con la nueva edad de jubilación, justamente cuando empecemos a cobrar vamos a estar a punto de morirnos. Además,para más INRI, las pensiones se nutren únicamente del dinero que nosotros aportamos. Digo esto para que no se olvide, porque oyendo hablar a algunos políticos da la impresión de que es una limosna que nos dan para sobrevivir al llegar nuestra vejez por haber sido buenos ciudadanos.
Si yo tuviese una empresa farmacéutica desarrollaría una vacuna obligatoria para cualquiera que se dedicase a la política, una vacuna que al ser inoculada les entrase un tremendo sarpullido cada vez que cogiesen un billete de avión en clase "business", ó una espantosa diarrea cada vez que les tentase meter la mano en los fondos del tesoro público.
Aunque no se si tal medida resultaría suficientemente efectiva. Quizás acabaríamos viendo en los consejos de ministros, en los parlamentos y en los despachos presidenciales, a nuestros representantes sentados sobre lujosas tazas de water, sonriendo efusivamente, mientras miran a la cámara con los pantalones bajados hasta los tobillos.
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