LLORA EL INFIERNO



     
Escucha los dolores de condena,
     ¿no son aquellos que resuenan en la noche?,
     chasquidos de huesos corruptos
     olor a sudor y sabor a sangre,
     eterno fluir de penitencia
     sobre el altar idólatra de un cordero.

     Dolor inflamado en los vapores de cieno,
     ronda fantasmal de espíritus impuros,
     gritos y rechinar de dientes en abismos insondables,
     eternamente yertos.


     A las puertas del Infierno,
     llega el olor a muerto,
     y un terrible dios oscuro
     se alza de un trono negro.


     El bramido de la batalla
     que ha quebrado su silencio,
     resuena en amplias estancias
     sobre los podridos huesos.


     Y aquel diosecillo negro
     que engendró el mal en un tiempo,
     vierte lágrimas oscuras
     sobre el vientre del Infierno.




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