No hay derecho más humano que volver a equivocarse,
y caer,
y tropezar,
y volver la vista atrás y levantarse,
con las alas extendidas hacia el viento.
En el río de tus manos,en la sabia de tus huesos,
en la noche oscura y plateada de tu cuerpo y de tu sexo.
Gaviota soy,
eternamente perdida en la brisa de tu aliento,
nada más que un barco naufragado a la orilla de tu puerto.
Y cerrando los ojos miro hacia el cielo,
y abandono mi cuerpo a tus pensamientos,
y a la luz de tu luna navego lejos como un velero,
en el brillo dorado de tu cabello.
Tu sonrisa es el mar,
las olas,
el viento,
la estrella polar que con su brillo dirige mis sentimientos.
No hay derecho más humano que volver a equivocarse,
y caer,
y tropezar,
y mirando hacia adelante levantarse,
con las alas extendidas hacia el viento.
y caer,
y tropezar,
y volver la vista atrás y levantarse,
con las alas extendidas hacia el viento.
En el río de tus manos,en la sabia de tus huesos,
en la noche oscura y plateada de tu cuerpo y de tu sexo.
Gaviota soy,
eternamente perdida en la brisa de tu aliento,
nada más que un barco naufragado a la orilla de tu puerto.
Y cerrando los ojos miro hacia el cielo,
y abandono mi cuerpo a tus pensamientos,
y a la luz de tu luna navego lejos como un velero,
en el brillo dorado de tu cabello.
Tu sonrisa es el mar,
las olas,
el viento,
la estrella polar que con su brillo dirige mis sentimientos.
No hay derecho más humano que volver a equivocarse,
y caer,
y tropezar,
y mirando hacia adelante levantarse,
con las alas extendidas hacia el viento.
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