LA SOMBRA QUE NOS GOBIERNA

Formamos parte de un orden, nuestras sociedades se asientan
 en determinados principios aceptados implícitamente por todos.
Desde nuestra individualidad, podemos adherirnos a cualquier clase de locura, podemos abominar de la guerra, aunque quizá algun día empuñemos un fusil, podemos convertirnos a cualquier clase de credo o religión, podemos tildarnos de apolíticos, y nunca acudir a votar ni participar de la vida pública, pero, hagamos lo que hagamos, formamos parte del sistema.



Nuestra sociedad funciona, porque se basa en la confianza mutua, confiamos en que el panadero tendrá listo nuestro pan al día siguiente, confiamos de igual modo en los médicos o las empresas farmacéuticas para cuidar de nuestra salud, o en que las empresas eléctricas proveerán a nuestros hogares de la energía necesaria; confiamos porque no tenemos más remedio que hacerlo, porque no sabemos hacer pan, ni desarrollar medicamentos, ni generar y distribuir electricidad.

Por ese motivo, porque no tenemos más remedio, confiamos en que los medios de comunicación nos informan con veracidad de lo que sucede; la radio y la televisión son nuestros ojos colectivos, vemos el mundo a través de ellos, y si todo se nos da corregido y filtrado, persiguiendo un determinado fin, nunca llegaremos a enterarnos. Esa es en realidad la base de las teorías de la conspiración, que existe ese fin, y que inconscientemente somos inducidos, dirigidos por una gobierno en la sombra.

A mucha gente no le gusta saber que, aunque nos creemos libres podemos ser en realidad fácilmente esclavizados, que para esa sombra, nuestras vidas, nuestras ilusiones, nosotros mismos, no somos más que números de los que se puede prescindir en un momento dado; pero lo cierto es que hoy en día, podemos ser espiados sin mayor dificultad, pueden experimentar con nosotros cualquier tipo de producto, simplemente introduciéndolo en nuestros alimentos o nuestras vacunas, pueden dejarnos morir, y de hecho lo hacen, porque sobramos, porque somos demasiados, o acaso alguno ignora, que en el tiempo que yo he empleado en escribir estas letras, o vosotros en leerlas, cientos de personas han muerto por falta de alimento, porque lo triste, lo verdaderamente triste, es que hay en este mundo, alimentos de sobra para todos.

En realidad,es mucho más sencillo confiar en esa sombra, creer que nada podemos hacer para terminar con las injusticias o las desigualdades, que se hace todo lo que se puede y que nada más puede hacerse y acallar así nuestras conciencias.

Alguien escribio,"...Y ASÍ RESULTA QUE NO VIVIMOS, SINO QUE SOMOS VIVIDOS, POR FUERZAS REMOTAS E IGNORADAS", y yo añado..."al menos, procuremos no ponérselo tan fácil".




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