Las estrellas más brillantes suelen ser estrellas fugaces. Pasan raudas y veloces dejando detrás un vacío más profundo de lo que pudiera pensarse en un primer momento.
Quizás no somos conscientes de que somos nada más que simples polillas, y que como ellas la luz que nos da la vida es a la vez la causa de nuestra muerte.
Tal vez porque es demasiado fuerte y constante, tal vez porque la luz no es nada más que la forma de la que se sirve nuestro destino cuando decide alcanzarnos.
Sea como sea lo único cierto es que cuando carecemos de ella, su solo recuerdo nos llena el alma de melancolía.
Así parecía estar sucediendome, creía que la luz era un derecho. Mi derecho inalienable que más pronto ó más tarde acabaría llegando a mi vida...y así fue...¡entonces! , ¿por qué no soy feliz? , ¿por qué me siento en mi propia casa como un autentico extraño?.
No lo sé. Sólo sé que mi alma se ha convertido en algo parecido a un agujero negro en el que todo se difumina. Muchas veces me convierto en un témpano de hielo, frío y sin vida. En un oscuro desierto vacío e inmenso en el que ninguna cosa viva podría soportar permanecer ni un solo instante.
No siento nada, ni pena,ni dolor; sólo adivino formas que se mueven en un mundo que desfila gris y uniforme ante mis ojos, como las figuras fantasmales de un cuento místico ó una pesadilla inacabable, densa y certera, que penetra en mi mente como un frío y estremecedor puñal de acero.
Sin poder evitarlo todo mi ser desaparece en esa nada absoluta que todo lo llena. Quiero luchar y defenderme, y lo consigo un solo instante, tan eterno que parece una maldición bíblica. Pero de nada me sirve. Un solo pensamiento repiquetea en mi mente como la lluvia de Otoño en las hojas muertas de un parque..,¡me lo merezco!.
Mas tarde pasa la crisis, las puertas del infierno se cierran a mis espaldas y parecen por un instante una ventana abierta a la calle,por donde corre de nuevo un fuerte soplo de aire fresco. Y ahora pienso no soy yo, yo no soy ese ángel negro, aunque puede que quizás...tal vez sea más yo, que en ningún otro momento.
Quizás no somos conscientes de que somos nada más que simples polillas, y que como ellas la luz que nos da la vida es a la vez la causa de nuestra muerte.
Tal vez porque es demasiado fuerte y constante, tal vez porque la luz no es nada más que la forma de la que se sirve nuestro destino cuando decide alcanzarnos.
Sea como sea lo único cierto es que cuando carecemos de ella, su solo recuerdo nos llena el alma de melancolía.
Así parecía estar sucediendome, creía que la luz era un derecho. Mi derecho inalienable que más pronto ó más tarde acabaría llegando a mi vida...y así fue...¡entonces! , ¿por qué no soy feliz? , ¿por qué me siento en mi propia casa como un autentico extraño?.
No lo sé. Sólo sé que mi alma se ha convertido en algo parecido a un agujero negro en el que todo se difumina. Muchas veces me convierto en un témpano de hielo, frío y sin vida. En un oscuro desierto vacío e inmenso en el que ninguna cosa viva podría soportar permanecer ni un solo instante.
No siento nada, ni pena,ni dolor; sólo adivino formas que se mueven en un mundo que desfila gris y uniforme ante mis ojos, como las figuras fantasmales de un cuento místico ó una pesadilla inacabable, densa y certera, que penetra en mi mente como un frío y estremecedor puñal de acero.
Sin poder evitarlo todo mi ser desaparece en esa nada absoluta que todo lo llena. Quiero luchar y defenderme, y lo consigo un solo instante, tan eterno que parece una maldición bíblica. Pero de nada me sirve. Un solo pensamiento repiquetea en mi mente como la lluvia de Otoño en las hojas muertas de un parque..,¡me lo merezco!.
Mas tarde pasa la crisis, las puertas del infierno se cierran a mis espaldas y parecen por un instante una ventana abierta a la calle,por donde corre de nuevo un fuerte soplo de aire fresco. Y ahora pienso no soy yo, yo no soy ese ángel negro, aunque puede que quizás...tal vez sea más yo, que en ningún otro momento.
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RELATOS