La fascinación por Marte, nuestro vecino estelar, tan próximo y tan distante a la vez, dice mucho acerca de nosotros mismos y de nuestros mitos. Después de todo, siempre hemos buscado en el universo alguien más que como nosotros pudiese preguntarse , ¿quién soy? , ¿por qué estoy vivo? , ¿estoy aquí solamente por casualidad, ó mi vida responde a un plan trazado escrupulosamente por un ser superior?.
Hasta tiempos relativamente modernos, en los que gracias al avance de la ciencia hemos ido desentrañando los misterios de nuestro sistema solar , (tarea en la que aún estamos en los primeros pasos) , hemos fabulado sobre la existencia de nuestro vecindario galáctico.
Marte y Venus, los planetas más cercanos y similares aparentemente al nuestro, se convirtieron en los máximos candidatos a albergar a nuestros ansiados y desconocidos hermanos que habitan más allá de las estrellas.
Hace tiempo ya, que Venus perdió su estatus como candidato, cuando comprobamos las elevadísimas temperaturas que se dan en su superficie, incompatibles con la existencia de cualquier tipo de vida.
Pero en el caso de Marte, aún siendo un planeta inhóspito, la evidencia de que en el pasado gozó de un clima más templado, con abundante agua en su superficie, no ha hecho sino aumentar las suposiciones acerca de la existencia de vida, y tal vez,de seres inteligentes como nosotros.
Cuando Galileo Galilei, descubrió el telescopio, y alcanzó a observar la extensa red de canales que cubrían la superficie del planeta rojo, muchos imaginaron cual debía de ser la apariencia y las costumbres de aquellos que los habían construído.
Pues parecía evidente que tan inmensa obra de ingeniería sólo estaba al alcance de una civilización altamente desarrollada y eficiente , (hoy sabemos que los supuestos canales, no son más que los antiguos cursos de los ríos que fluían en la superficie del planeta). Lógicamente, la sospecha de que en nuestro vecindario estelar más próximo, podía tener cabida una civilización mucho más avanzada que la nuestra, despertó el miedo a una posible invasión.
Pues pudiera ser que nuestros hermanos marcianos no fueran después de todo tan distintos a nosotros, que nos hemos pasado la vida aniquilando y explotando a todas las sociedades humanas que no podían defenderse de nuestro gusto enfermizo por la sangre y la rapiña.
ORSON WELLES |
La Guerra de los mundos, provocara el pánico en los Estados Unidos, al hacer creer los radioyentes que estábamos siendo víctimas de una devastadora invasión marciana.
Afortunadamente, nuestro mundo era salvado por la colaboración involuntaria de los seres más insignificantes del planeta, las bacterias, que daban buena cuenta de los temidos e invencibles invasores.
ESFINGE DE MARTE.1976 |
Las primeras fotografías fueron decepcionantes, pues sólo mostraban un desierto pedregoso, helado e inhabitable que dejaba poco sitio a la especulación sobre la existencia de nuestros compañeros marcianos.
Pero no obstante, la especulación encontró su lugar. En una inquietante foto, que parecía mostrarnos una cara humana desafiante, y que volvió a encender el viejo mito de los habitantes de Marte.
Que debieron existir, sino en la actualidad, en tiempos remotos, y que con la construcción de aquella esfinge y su ciudad adyacente, dejarnos un último testimonio de su paso por el planeta rojo.
Gran numero de matemáticos y científicos, creyeron ver indicios de construcciones artificiales, pirámides, incluso más de uno, creyó identificar en la región de Cydonia, la construcción de supuestos generadores nucleares
REGIÓN DE CYDONIA CON LA ESFINGE Y LAS PIRÁMIDES |
1976 |
1988 |
2001 |
Cuando los técnicos desestimaron volver a fotografiar la polémica región, argumentando que no tenía mayor interés, y atribuyendo la aparente forma de la esfinge, a un curioso juego de luces y sombras, tanta fue la presión a la que fueron sometidos por la opinión pública, que finalmente la NASA accedió a incluir Cydonia entre las próximas imágenes que recibiríamos del planeta rojo.
El resultado, como se puede comprobar en las siguientes fotografías, daba la razón a la NASA, pero no acalló las ansias de los conspiranoicos.
Estos se negaban a aceptar, la realidad de las nuevas y reveladoras imágenes, según sus teorías, la sonda situada en Marte no mandaba las fotografías obtenidas directamente a la tierra, sino a un receptor instalado en el telescopio espacial Hubbel.
Por lo tanto el fallo en las lentes del telescopio orbital era intencionado, y pretendía tan sólo justificar una misión espacial en la que los astronautas pudiesen acceder a dicho receptor en el espacio, recoger su contenido, y filtrar y manipular las imágenes, sin ningún peligro de interferencias,antes de hacerlas públicas.
Es evidente que muchas personas se resisten a la caída de los mitos, y la supuesta ciudad de Marte se resistía a morir en manos del progreso científico.
Es un fenómeno que ha ocurrido en todas las épocas, basta con dotar de secretismo cualquier actividad, para que la gente se sienta atraída hacia ella como un imán, como bien sabía el farmacéutico del ejército francés Antoine Agustín Parmentier.
Encargado por el Rey Luis XVI de la introducción de la patata en Francia, se encontró con que hasta ese momento, los campesinos se negaban a cultivarla.
Bastó con sembrar las tierras del rey y custodiar la cosecha con una guardia militar, (lo suficientemente flexible para permitir su robo) , para que su cultivo clandestino se extendiera, logrando así el objetivo que no había conseguido la imposición del Estado.
De la misma forma, la negativa de la NASA de fotografiar de nuevo la región de Cydonia, consiguió únicamente dar alas a aquellos que siempre ven una mano negra en las actividades de la agencia espacial norteamericana.
Empeñados en demostrar , (objetivo por otro lado muy loable) , que no estamos solos en la inmensidad del cosmos, y que hay seres que nos visitan con la misma facilidad, que nosotros visitamos a nuestros primos en Bilbao.
Sin negar, por mi parte, que tal cosa puede ser posible, incluso probable, supongo que los marcianos, si existieran, hubieran terminado por sentirse agobiados de tantas muestras de interés de sus hermanos terráqueos, y hubiesen acabado organizando manifestaciones, con la conocida consigna de "yankees go home".
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